Isabel es una muchacha feliz,
está enamorada, su amor adolescente por Gonzalo no tiene límites. Gonzalo, lo
sabe, y tiene que aprovechar el triunfo que tiene al alcance. Martín, no es
nadie, sumido en su infierno, acostado en un rincón ha dejado de vivir, ya no
habla, ni siquiera me escucha por mucho que le
llame, es una lástima, de verdad que le aprecio, pero los corazones puros y
grandes, a veces son los más débiles, y está corroído por el Desamor, la
enfermedad más insensata de los humanos.
Isabel impulsada por las
misivas de Gonzalo, tiene que buscar la forma de zafarse de la vigilancia de su
padre y en concreto de su criada, para verse a solas con él. Gonzalo se lo va a
facilitar bastante, mandará a un buen mozo, el mismo que lleva los mensajes a
entretener la criada, joven, y con ganas de un varón.
Isabel a hurtadillas ha
salido de su casa, en la esquina está Gonzalo esperándola con su caballo.
Se la ha llevado lejos de la
vista de todo el mundo, en el bosque. Allí Gonzalo la envuelve con su labia de
conquistador, que es lo que desarma a las mujeres, más que la vista, es el oído
lo que les hace tomar las decisiones.
-
Os amo, Isabel,
os amo, desde que os vi. por primera vez.
-
Gonzalo, yo
también os amo, pero no hago bien en estar a solas con vos, si mi padre se
enterase, me mataría…
-
No os preocupéis,
no lo sabrá. Si pudiera convencer a mi padre me casaría con vos.
-
¿Es que no quiere
vuestro padre que nos casemos?
-
No, quiere que me
case con una marquesa bastante vieja y fea, pero no lo voy a hacer, sois tan
hermosa…
Así Gonzalo va envolviendo
con falsas palabras a Isabel, hoy ella no ha caído y no ha yacido con él por
miedo a su padre, pero Gonzalo es perseverante y consigue todo lo que se
propone, es cuestión de tiempo, yo que todo lo veo y lo he visto, ya sé cómo
acabará esto.
Las citas de Isabel y Gonzalo
se van sucediendo, ella ya ha cedido, han yacido juntos, ya ha conseguido lo
que quería, y se ha aburrido de ella.
Ya no va a buscarla, ni le
manda mensajes, ni se acerca al pueblo, como ya me imaginaba que iba a suceder,
lo ha hecho con muchas mujeres.
Isabel está desesperada, ha
dejado de comer, no duerme, le dice a su
criada que vaya a buscar al mozo de Gonzalo, pero éste tampoco aparece, su
desesperación va en aumento día a día. No sabe qué hacer, hoy ha tomado una
resolución, irá a buscarle, cueste lo que cueste, lleva tres meses sin verle.
Se ha enterado que está de
cacería por las inmediaciones, se acercará al pabellón de caza.Ha cogido un
caballo de su padre y se ha lanzado al galope a buscar a Gonzalo.
Ha tenido suerte, está en el
pabellón con unos amigos.
-
Gonzalo, tengo
que hablar con vos, a solas.
Gonzalo no estaba muy
convencido, pero algo le decía que mejor que fuera sin testigos, la expresión y
el aspecto de Isabel se lo aconsejaban.
- Está bien, Señorita Isabel, como queráis.
Por vos, haré lo que sea…la carcajada de los hombres ebrios de vino, hería a
Isabel profundamente.
Se fueron a la parte de atrás
de la cabaña, mientras los amigos de Gonzalo, lanzaban comentarios fuera de
tono y se reían a carcajadas.
-
Gonzalo, porqué
habéis desaparecido, me dijisteis que me amabais, que os queríais casar
conmigo.
-
Eso dije, pues
será el vino que no lo recuerdo, sois muy hermosa pero no para tanto.
-
Pero, es que os
amo, Gonzalo, prometisteis que nos casaríamos, que hablaríais con vuestro padre…
-
Ja,ja,ja. Eso
queréis todas, casaros conmigo, sólo pensáis en eso.
-
Gonzalo, pero es
que no lo entendéis, estoy encinta… de vos.
-
¿Encinta…?,¿De
mí?, seguro, a saber quién es el padre, sois una
¡Furcia!, os vais por ahí acostando con quién queréis y ahora me venís con
éstas, ¡Dejadme en paz!, sois todas iguales, unas guarras…
Y se dio la vuelta dejando a
Isabel desolada llorando en el suelo.
- Amigos, sabéis, se quiere
casar conmigo, como todas y luego va tirándose a todo el que pilla por ahí, ja,ja,ja.
Son todas iguales.
Y se reincorporó a su fiesta
de vino, entre carcajadas generales.
Pobre Isabel , pobre Isabel,
pobre Isabel. No tiene bastante con
estar encinta de ese machito que ahora se va a enterar su padre de todo, en
poco tiempo estará en boca de toda la comarca…
Necios, tontos, estúpidos,
imbéciles , insensatos, lelos , botarates, majaderos, memos ,mentecatos,
torpes, sucios machos. ¡Malditos seáis por siempre!,¡Malditos varones!, que
tratáis a vuestras mujeres como meros objetos, ¡vuestros caballos tienen mejor
trato!, no lo entendéis, malditos, habéis salido del vientre de una mujer,
¡Cerdos, peor que cerdos, ellos aman más a sus hembras! Vuestra lujuria y
vuestra codicia rige vuestro mundo varonil, donde la violencia es la norma y el
dinero es la ley.
Isabel ha estado encerrada en
su habitación todos estos días, Don Álvaro se ha enterado de que se ha estado viendo con
Gonzalo y la ha llamado.
-
Isabel, es
cierto, ¡es cierto!. Dicen que has yacido con Don Gonzalo. ¡Todo el pueblo lo
dice...!
Isabel está llorando con las
manos en la cara, su padre le ha agarrado de las muñecas. – Mírame, cuando te
hablo, ¡eres una zorra!, no, tenías que irte por ahí a buscarme la ruina,
¡Zorra...!
Malditos seáis, por siempre,
entre la lujuria de un hombre y la avaricia de otro, han destrozado la vida de
Isabel, su padre le ha golpeado, y eso que todavía no sabe que está encinta,
está muy mal ,muy mal, está sola, terriblemente sola…
Lo he visto mil veces, pero
no lo puedo soportar,¡ malditos!, os arrasaría a todos de un huracán, mi IRA vendrá con mi ventisca,
esta noche azotaré la comarca…
¡Nubes, nubes mías,!
¡ arrojad hielo!,
¡ cubrid los senderos!,
tapad
los tejados ,
cegad las puertas,
con nieve os sepultaré,
con gritos desgarradores
aullaré en vuestras rejas,
¡MALDITOS!,
¡MALDITOS SEÁIS!,
¡Nunca aprenderéis!,
siempre
conseguís mi ira.
Os sellaré los pozos,
os helaré las chimeneas,
todo lo taparé de blanco y de hielo,
¡ como vuestros corazones…!
¡MALDITOS SEAÍS TODOS!
Ya lo he cubierto todo de
nieve, ahí está Isabel encerrada en su habitación, pobre Isabel, pobre niña, está
muy mal, tan mal, ya no llora, tiene la mirada perdida, sé lo que está pensando, no, Isabel, …Martín, sí Martín ,es su única esperanza, él puede salvarla de sí
misma.
-
¡Martín!,
¡Martín!, ¡Escúchame, por favor, Martín!, ¡ Escúchame...!
Ahí está postrado en un
rincón oyendo toda la noche mis aullidos, el sabe que son de mi ira, pero no me
escucha, hace tiempo que no lo hace, ¡Martín!, ¡escúchame!, ¡Sal de tu
letargo!, ¡Ve a por ella!, ¡Ahora!, ¡ve!, eres su única oportunidad, ¡Corre!,
Martín ,salta al balcón, ¡ve por ella!,¡corre!, por favor, eres su última
oportunidad….¡Martín!, ¡Martín!... ve por ella, ve por tu amada,
te necesita, Martín, ¡ve!
Ya pronto va a amanecer,
estoy agotado, mis nubes se van abriendo, parece que Martín que lleva toda la
noche oyéndome, por fin ha entendido
algo, está nervioso, se ha asomado a la ventana, ve una luz en la de Isabel, ha
salido a la calle, por fin lo ha entendido, ha saltado al balcón de Isabel, la
puerta la dejé entreabierta…
“ Habla ,gime ,silva, llora ,
suaves susurros suenan,
sencillos y
solitarios,
de serenos sopores;
…es solo el viento,
que se cuela por la ventana
con leve movimiento,
y anuncia la mañana.
Gota a gota
un río ocre
baña el suelo.
Entra ,pasa ,flota ,vuela ,
cálidos tules de plata
entre los visillos
de oro y seda salta,
…es sólo luz blanca,
que inunda la estancia
y baña la cama,
de temprana inocencia.
Gota a gota
oscuro carmín
cae al vuelo.
En la cama
hay alguien…
una mata dorada,
tupida y rizada
sobre la almohada,
en blanco satén
un fino camisón,
…es ella.
Gota a gota
oscuro charco
de negro duelo.
Su talle esbelto
en dulce mazapán,
su rostro perfecto;
dientes de luna,
sonrisa de estrellas,
ojos de cielo,
labios de nubes;
envidia de Venus.
Gota a gota
fino hilo
como un pelo.
Sus ojos cerrados
su frente lisa
su tez blanca
su pecho inmóvil,
¿ No respira?
sus finos brazos
afuera de la cama…
Gota a gota
de sus muñecas
un rojo velo.
No, no, no, no,
Isabel, no,
por favor, no,
porqué no sonríes,
porqué no hablas,
porqué no respiras,
¡Porqué!, Isabel…
¡ Isabel……………….!
Nunca he llevado sobre mí un grito tan desesperado,
desgarrado y desolado como el de Martín,
en la vecina Portugal lo oyeron y pensaron que se había escapado de las
profundidades del infierno.
Cuando las criadas y don
Álvaro fueron corriendo a la habitación de Isabel, no estaba allí, salieron
apresuradamente a la calle y se encontraron el rastro de dos pisadas en la blanca nieve y junto a ellas, un reguero
de rojo y lágrimas…
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