viernes, 21 de julio de 2017

LA VERDADERA HISTORIA DE LAS TRES SORORES. 1. EL ENGAÑO.

  • " Maese Viento, querido amigo. Una vez más marcho. Esta vez con menos tristeza que otras…

  • No puedes estar triste, humano, has tenido suerte en todo, una vez más…

  • Es verdad, Maese. Esta vez me duele menos el corazón al marcharme y más las ampollas y la costilla rota…

  • Dolor, dolor, …el dolor humano, tan apegado a  vuestra especie, os empeñáis en sufrirlo continuamente  y en provocárselo   a los demás…,…sois necios los humanos.

  • Es triste Maese, pero somos así, siempre lo hemos sido…

  • Te equivocas humano, no siempre ha sido de esta manera, hubo un tiempo que no podéis recordar, que todo era diferente,  te prometí que te haría saber la historia de las Tres Sorores...

  • Las Tres Sorores, como llaman a los tres picos del Macizo del Monte Perdido, creo que son el Cilindro del Marboré, Monte Perdido y Añisclo...

    • Así es humano, no siempre fueron figuras pétreas, hubo un tiempo que eran Tres Fadas.

    • ¿Fadas...?, Maese, siempre me estás sorprendiendo, cuéntamelo, por favor, amigo mío...

    •   Escúchame pues, humano, si tus sordos oídos llegan a comprenderme…"

     

         LA VERDADERA HISTORIA DE LAS TRES SORORES.

     

    "Todos me conocéis, sabéis quien soy,…pero no lo sabéis.

    Creéis que Yo soy quien silva en la reja de tu ventana, quien roza tus cabellos, quien te corta  la cara en la fría mañana,…el viento.

    No, soy mucho más, mucho más que el simple viento, debes saber que cada vez que susurras, cada vez que suspiras, que gimes, que comes, que hablas, que respiras, yo estoy ahí, yo lo siento,… yo lo sé.

    Y de todo lo que ocurre soy testigo,…humano, escucha, si quieres escuchar, pues tienes oídos y no sabes dónde están, mira, si puedes ver, pues tienes ojos y en tu cara no se hallan…

    Y de una historia que hace mucho acaeció en las montañas, os voy a relatar…, romperé el silencio para vosotros.


       1. El ENGAÑO.

    Hace mucho, mucho tiempo, la humanidad vivía en armonía con la naturaleza, y consigo misma, no sabían lo que era  envidia, ni  avaricia, ni tenía conocimiento de las guerras,  ni de  violencia, y el apego a las cosas  no existía, era un tiempo que habéis querido olvidar con vuestras necias memorias…

    En aquella era, todo estaba regido por la Naturaleza,  que  estaba poblada por  múltiples seres mágicos, que velaban por el bienestar de todos los habitantes de nuestra Madre Tierra...

    Y de entre ellos, destacaban  tres Fadas que eran hermanas, hijas predilectas de  Luna, que todo lo ve, Madre de todos los Seres Mágicos. Ellas tenían gran poder, y su acción benévola actuaba sobre el destino de los seres humanos…

     Nieus, la más joven, cuyo traje blanco brillaba en la montaña,  era muy tímida, reservada, sencilla y diáfana. Su silencio traspasaba los corazones y llenaba los pechos de entendimiento y humildad…


     

    Ara, la hermana mediana, tenía el don del sosiego, con su harpa de notas líquidas,  en ríos y lagos se escuchaba su melodía, que apaciguaba el  alma de los seres humanos en armonía, paz, calma y serenidad.

     

    Pero era Selena, la hermana mayor, la predilecta de Luna, la más bella, la iluminada, su mirada era el rayo de luz que se cuela en el bosque, la esperanza que se abraza en el sueño mullido de cada ser vivo…, y colmaba las noches de sueños hermosos y los días de ilusiones juveniles…

     

     

    Ellas se amaban, se respetaban profundamente y convivían juntas, disfrutando de cada minuto que sentían pasar, de cada instante, de cada hoja de otoño que se posaba en el lago…

    Y con ellas habitaba la felicidad en el mundo humano, pues no habían clases ni distinciones, todo era compartido en fraternidad, y  ni el orgullo, ni el rencor  tenían sentido en los corazones.

    Pero nada es eterno, y hasta la felicidad de  los humanos es finita, pues entre los seres mágicos había un genio escondido en las sombras, esperando su momento, para impregnar de  su soledad y dolor a la humanidad.

     Olivier, cuyo corazón cobarde nunca conoció el amor, en ninguna de sus múltiples formas,  se pasaba los días  viendo la felicidad que él no poseía, y que nunca tendría, pues los seres sin amor  están negados para la  felicidad.

     

    Tramaba y urdía en sus noches eternas, la manera de cambiar tan dichosa situación, que pasaba por eliminar a las tres Fadas protectoras, así  que decidió visitar la gruta del Gnomo  Harum, el más sabio de los gnomos, y al mismo tiempo el más codicioso.

  • Harum, Gnomo que domináis las cuevas y las minas, he venido a veros y a proponeros un trato.

  • Ya sé lo que deseáis, Olivier, si queréis acabar con la felicidad humana, debéis vencer a las tres Fadas. ¿Y qué me ofrecéis…?

  • Pues podréis salir muy beneficiados de un nuevo sentir humano, si los hombres  pierden su humildad, conocerán la codicia y llenarán todo el suelo de minas y pasadizos, donde podréis habitar y encontrar con mayor facilidad las preciadas piedras que ansiáis. Dijo Olivier con una mueca parecida a una sonrisa.

  • Pues se llevarán muchos de los tesoros que son sólo míos, pero no tendré que excavar tanto para encontrarlos, parece buen trato.

  • Decidme pues, Harum , cómo acabar con esas tres Fadas.

  • Al pie de la montaña de la luna, en el valle más recóndito, se encuentra un árbol, y en ese árbol hay unos frutos rojos, tendréis que dar de comer de esos frutos a las Fadas…

  • ¡El árbol de la vida!,… creí que era un mito, y los frutos rojos prohibidos para los seres mágicos, si eso es cierto, ellas no lo tomarán nunca…

  • Eso es vuestro problema, Olivier, vos sabréis, yo os digo la ubicación del árbol y lo demás corre por vuestra cuenta.

Con el plano secreto del Árbol de la vida, Olivier se dispuso a consumar la primera parte de su elaborado plan, después de semanas de búsqueda por fin encontró el Árbol de la Vida entre pasadizos de  verde vegetal, y tras acercarse sigilosamente para no ser descubierto por los duendes que lo cuidaban, tomó tres frutos rojos prohibidos…

 

Ahora tocaba lo más difícil, engañar a las Fadas, para ello se fue al bosque hasta encontrar al Basajarau, el ser protector de los bosques que era muy apreciado por las Fadas, pues él velaba por el aprovechamiento humano de los recursos del bosque y les enseñaba como quererlo, respetarlo y cuidarlo.

 

 

Esperó a que durmiera entrada la noche. Y tras acercarse le roció la nariz con polvos de mandrágora, dejando al gigante petrificado en un sueño profundo…

Ellas estaban junto al lago tranquilamente disfrutando de los primeros copos del invierno, cuando de repente Nieus dio un salto y se levantó con celeridad:

  • Selena, que es lo que hay flotando en el río, parece un cuerpo…

  • Es Basajarau…, ¡Ara!, ¡Nieus!, ayudadme a sacarle del agua, algo le pasa a nuestro amigo.

  • Basa…,querido Basa, amigo, responde…,está sumido en un letargo, no entiendo que ha podido pasarle, llevémoslo a casa.

Así que las Fadas llevaron al cuerpo aletargado de Basajarau hasta donde ellas habitaban, allí le cuidaron durante dos días sin que despertara, y comprendieron que era debido a la raíz de la mandrágora.

Salieron apresuradamente a las cumbres en busca de la flor de nieve roja, el antídoto de la mandrágora, que está al pie de la montaña más alta. Cuando se hubieron marchado, Basajarau , abrió un ojo y luego el otro, sonrió malévolamente y  se levantó,  se sacó  del bolsillo un frasco y vertió su contenido en el néctar de las Fadas , pues de néctar se alimentan, y tras hacerlo se marchó rápidamente del lugar.

Al día siguiente las Fadas no encontraron a nadie en su casa, pero como venían desfallecidas, consumieron el néctar envenenado del ánfora, al poco rato un mirlo les contó que Basajarau estaba inerte en su casa del bosque.

Hasta allí fueron y tras reanimarle con la flor, se despertó:

  • Basa, amigo. ¿Qué te ha pasado? Te llevamos a nuestra casa y luego desapareciste. Dijo Ara mirándolo con dulzura.

  • No lo sé, no recuerdo nada. No entiendo nada.

  • Ni nosotras, Basa, ni nosotras. Dijeron las tres al unísono…"



viernes, 20 de noviembre de 2015

Ordesa en Otoño; Cuando la realidad eclipsa los sueños… Capítulo 1. De las praderas de Ordesa a Góriz.



"Ordesa, Ordesa , Ordesa…
de prado verde de rocío espesa,
de bosques de hojas que la brisa procesa,
de paredes claras en vertical empresa,
de cascadas límpidas de espuma traviesa,
de nubes y colores en meliflua sorpresa,
que en sueños y éteres tu alma apresa…
Ordesa, Ordesa, Ordesa…"

Ordesa en Otoño; Cuando la realidad eclipsa los sueños… 18 al 23 de Octubre de 2015. La aventura del cañón de Añisclo.

Capítulo 1. De las praderas de Ordesa a Góriz.

“Entonces me desperté bruscamente, eran las seis de la mañana, toda la tienda temblaba violentamente, el agua agitaba la lona, el viento soplaba ruidosamente... No podía ir peor ,mi intuición me había dicho que plantar las tiendas en el collado de Añisclo a casi 2500 metros de altitud no era buena idea, pero la noche nos atrapó y no nos atrevimos a bajar el precipicio de Pineta a oscuras… (La aventura del cañón de Añisclo)”

Desde aquel año 1992, que tuvimos aquella aventura que pudo acabar mal en el cañón de Añisclo, he vuelto cuatro veces a Ordesa, embaucado por su magia y belleza me prometí venir en otoño, un sueño que tras larga espera se ha hecho realidad, me había guardado una semana de vacaciones para ello, y en esta aventura me acompañaría mi amigo Sergio de Pela, escalador reconvertido a montañero tras un fatídico accidente laboral hace ahora 2 años, los médicos le dijeron que quizá no volvería a andar, pero tras doce tornillos en la columna y una prótesis en la cadera y mucho esfuerzo y fuerza de voluntad, se atrevía a probar las delicias de la montaña Pirenaica, ¡Bravo por Sergio!.
Salimos a las ocho de la mañana desde Navalvillar de Pela ,el día 18 de Octubre del 2015, y tras cruzar en 800 kilómetros casi toda España llegamos a Torla casi a las seis de la tarde, nos hicimos unas fotos en el pueblo y le apremié a Sergio para ir a Ordesa, estaba nublado y en Pela habían caído 60 litros de lluvia, nosotros como buenos sureños espantamos la lluvia de nuestro camino…
En la pradera de Ordesa, nos sorprendió el gran número de personas para un atardecer de domingo, estaba lleno de fotógrafos con grandes cámaras y trípodes, pero realmente la palabra sorpresa es pequeña para mi ansiada vista de Ordesa en Otoño, la realidad superaba la ficción, la belleza es una palabra vana y vacía para lo que se desarrollaba ante todos mis sentidos…
Las nubes fúgidas del llano abrazaban las montañas ardiendo en colores, soporíferas y ensoñadas anunciando la proximidad de la noche…el rugido del agua furiosa en caída y el sonido de las hojas suplicantes arrimadas ya muertas a mis pies…, el atardecer susurrante de otoño turbio y cálido en mis ojos…qué puedo decir,… qué puedo hacer, …qué puedo soñar, no somos nada, absolutamente nada, en este maravilloso planeta, al que tratamos tan mal…








La luz se fue apagando débilmente poco a poco y los colores grabados en mi retina, al día siguiente empezaría la aventura, subiríamos al famoso refugio de Góriz y allí estaríamos unos días moviéndonos por las alturas.
Las previsiones del tiempo apuntaban a chubascos débiles al día siguiente con mejoría paulatina hasta el viernes, nuestro último día, que lo daban estupendo.
Nos bajamos a Torla y por Booking buscamos hotel, pero en vez de reservar nos acercamos a preguntar, sería el hotel Spa Ordesa a la entrada del parque, nos salió más barato que reservando antes, 49 euros, todo un lujo…
Allí el recepcionista muy simpático de aspecto Dominicano nos atendió muy educadamente y nos dio una habitación con vistas al parque que estaba apenas a 500 metros, teníamos que preparar la mochila para 4 o 5 días, dejaríamos los arneses, las clavijas de Cotatuero las haríamos el viernes desde abajo, que pintaba bien el tiempo, y su subida y bajada de 1100 metros por paredes verticales es mejor hacerlas con mochilas pequeñas…



Nos levantamos al amanecer, dejamos el hotel y nos acercamos al parquin de la pradera de Ordesa, estaba nublado, pero sin pinta de llover, y las nubes eran altas y nos permitían ver bien el valle, la suerte nos acompañaba, lo presentía…
Ordesa, Ordesa , Ordesa…
de prado verde de rocío espesa,
de bosques de hojas que la brisa procesa,
de paredes claras en vertical empresa,
de cascadas límpidas de espuma traviesa,
de nubes y colores en meliflua sorpresa,
que en sueños y éteres tu alma apresa…
Ordesa, Ordesa, Ordesa…
¡Quisiera ser araña!, y tener mil ojos para abarcarlo todo, no sé dónde no mirar, mi cuello se va a quebrar, Ordesa, Ordesa, me priva de mis sentidos…, su suave sonido del viento entre árboles, sus olores de otoño y humedad en cada paso, me priva el andar, me priva el mirar, me priva el sentir, Ordesa, Ordesa, Ordesa…leve y serena con sus tonos de arena y suave pena que te resbala por dentro en dulce condena…







Salimos bien cargados Sergio y yo, despacio, disfrutando cada paso, cada color, cada giro, cada sonido, los autobuses de jubilados con sus zapatos de vestir, que se llenarán de barro, van llegando, es lunes y esto se va animando…
Subimos por el prado por el margen derecho del río, para volver de nuevo tras cruzar el puente a la izquierda.
Viene la cuesta que nos adentrará en un sinfín de rugientes y frescas cascadas de variados nombres entre cálidos coloridos y suave espuma,…fría de otoño.










Un hayedo, con un pequeño refugio donde el esqueleto de un botiquín vacío nos llama la atención, colores y más colores…y de alguna planta otoñal nos viene su olor dulzón, seguimos y seguimos, nos acercamos a la escalera líquida de las gradas de Soaso, el cielo está más cerca…














Ya nos asomamos al final del valle, el circo de Soaso…, una pradera verde y emparedada donde las vacas disfrutan tranquilamente, vamos a llegar a la Cola de Caballo, cascada de sinuosa caída…
En la cola de caballo, de nuevo muchos fotógrafos, cascada bella donde las haya, el final del valle de Ordesa, descansamos un poco, fotos y más fotos,…vamos con mucho peso para subir por las cadenas o clavijas de Góriz, daremos un pequeño rodeo y subiremos por senda normal, normal pero empinada.







La senda serpentea por la derecha del valle dejándonos hermosas vistas, subimos, despacio, disfrutamos, cada segundo, cada instante, dejando que Ordesa nos impregne, abriendo nuestro interior, para llenarnos de Ordesa y llevarnos todo bien dentro, mucho tiempo…muy adentro.
La senda bien guiada por las marcas rojas y blancas del GR-11, se eleva sobre Ordesa dejándonos en su cabecera, y a nuestros pies cae yaciente el valle en soporífero sueño otoñal, iremos hacia el norte persiguiendo al refugio de Góriz, que por fortuna nos espera…






Llegamos a Góriz, y comienza a llover débilmente, suerte tuvimos una vez más, la roca mojada no es buena compañera de ruta. Son las tres de la tarde, disfrutaremos de la estancia…, dejamos las botas y nos calzamos las chanclas como en todos los refugios guardados, nos recibe una chica y comprueba nuestra reserva, el refugio está casi vacío, es un acierto venir entre semana, subimos a una habitación llamada Marboré, donde tres filas de literas se muestras ávidas de nuestra elección…alquilamos un saco de tela de algodón por tres euros, arriba hay colchón, almohadas y mantas, no hace mucho frío…por ahora.





Disfrutaremos de la tarde en el refugio, estamos muy pocos, una pareja que mañana subirá al Perdido, tres valencianos, Tino, barcelonés que acababa de bajar del Perdido, y va solo a todos lados…y nosotros dos, una tarde inolvidable, compartimos nuestros sueños, proyectos y nuestras aventuras pasadas, de los valencianos hay un matrimonio que llevan 2 años viviendo en Broto, lo dejaron todo se vinieron y se conocen el Pirineo de punta a rabo, él es Pizzero y nos cuentan su vida en Broto, con 4 meses de trabajo diario, y ocho de vacaciones relativas en un pueblo de alta montaña, donde el tiempo corre diferente a las llanuras…
Nos echamos muy buenas risas con unos y otros, Tino es un punto, es simpático y entrañable, llega la hora de la cena, nosotros cenaremos mañana, hoy no hemos sudado y nos conformaremos con lo que llevamos en el macuto. Vemos sorprendidos como por 14 euros dan cuenta delante de nosotros de dos platos de lentejas, dos de ensalada de arroz y uno de borrajas con una salchicha enorme, y de postre natillas…no van a caber en el saco…Charly el cocinero se ha desmesurado…
Tras la cena tertulia, la pareja que sube al Monte Perdido son muy curiosa, ella es de Galicia y vive de guía turística en Canarias, él es de Córdoba y es guía turístico del Pirineo, el día va a estar algo nublado, hay nieve desde el lago helado, y la escupidera puede tener hielo además de nieve, es el punto con más muertes de todo el Pirineo, según cuentan, si resbalas te escupe a un precipicio y parece que no lo cuentas…,yo subí hace muchos años y no me pareció para tanto…sin nieve.
Sara, Charly y el guarda Joan María los tres del refugio, tras la cena sacan un parchís y nos cuentan que pasan allí un mes entero en cada turno de trabajo, y que pueden echar unas 300 partidas al mes…, enseguida tras unírseles de cuarto un valenciano, nos demuestran su maestría e intensidad jugando…ni en la final de la copa de Europa se derrocha tanta pasión.
Nos vamos a la cama, Tino está en nuestra habitación, los demás en la de al lado, que tiene salida de la estufa y es más calentita, a las siete nos levantaremos para estar andando a las ocho, con las primeras luces…,las previsiones dan posibilidad de lluvia pero mejorará a lo largo del día, me gustaría subir al Perdido, pero me parece mucho para empezar para Sergio, haremos algo más tumbado, intentaremos llegar al Taillón, previo paso por la brecha de Rolando, que tanto tiempo llevo esperando ver…




 “Nos habíamos separado la tarde anterior, un grupo había decidido bajar desde Fuenblanca hacía Escuaín en busca de más quebrantahuesos, los que no éramos biólogos decidimos seguir la GR-11 hacia Pineta, éstos últimos éramos 5; las hermanas Pilar y Merche, Antonio y su hermano David y yo. Perdimos un tiempo precioso en largas despedidas, yo tenía un mal presentimiento y nunca falla…
Ahora nos caía granizo y nieve, apenas se mantenían las tiendas de pie, hacía un frío terrible, saqué del macuto una pequeña radio, pillé radio nacional, anunciaban lluvias muy fuertes en Pirineo, mi presentimiento se cumplía…el tiempo cada vez era peor…, me asomé a ver el precipicio de Pineta, imposible bajar, yo me atrevería, a mis 20 años no temía nada, pero no pondría la vida en peligro de las chicas, me acerqué al grupo y les dije que lo mejor era salir rápido de allí ,las previsiones no eran buenas( me callé la parte de las lluvias muy fuertes), cogimos las mochilas, dejamos las tiendas y nos bajamos de nuevo por Añisclo, su bajada era más suave…pero no me hacía ninguna gracia meterme en la ratonera de Añisclo, un cañón estrecho y sombrío ,pero había un buen refugio en la palanca de Fuenblanca donde nos podríamos cobijar…(La Aventura del Cañón de Añisclo)”